“La exportación de alimentos hacia Estados Unidos ha crecido un 51% en general”
Han sido en extremo impresionantes las noticias de la evolución que han experimentado las exportaciones hacia los Estados Unidos de América, en especial las relacionadas a los alimentos y bebidas. Impresionantes porque nos hacen recordar la entereza, la creatividad y la tenacidad del empresariado salvadoreño y, en especial, del Pequeño empresario.
En base a las cifras, se ha tenido en el 2006 un incremento de más del 51% respecto al 2005, lo que en valores representa $406.3 millones en total. Esta cifra es un récord para los últimos 5 años.
Estas noticias y cifras del cierre del 2006 se han conocido con motivo de la evaluación del impacto del Tratado de Libre comercio de Centro América con los Estados Unidos (CAFTA), lo que a todas luces evidencia que ha existido un sector que ha sabido aprovechar esa oportunidad.
En el total de las exportaciones, los productos que más han sobresalido son el alcohol etílico sin desnaturalizar, y una amplia y variada mezcla de productos alimenticios procesados como productos de panadería y galletas, boquitas insufladas y otros alimentos.
Dentro de estos productos debemos destacar algunos de ellos por el impacto en la producción básica. Así tenemos:
- Fríjol rojo. Con su exportación se están beneficiando, no solo los agricultores nacionales, sino los vecinos de Nicaragua y Honduras, que están vendiendo a las entidades salvadoreñas su producción a precios mucho mejores que los alcanzados, normalmente, en las plazas.
- Los tamales de elote, producto que de USD $2.5 millones de dólares ha incrementado a 4.0 millones, experimentado un incremento de 58%. Este hecho es sumamente atractivo ya que implica la producción nacional del elote, producción que a su vez, está en manos de pequeños productores.
- Los chacalines salados (camaroncillo deshidratado por alta concentración de sal). Ya estamos exportando USD $3.6 millones, producción que está en manos de pequeños empresarios. La cadena benefician, aunque no en un 100%, a los pescadores artesanales.
Lo verdaderamente importante en la dinámica de esta actividad exportadora es que la mayor parte de esas exportaciones descansan no en la gran empresa, sino en medianas y pequeñas empresas que han instalado sus plantas de procesamiento en pequeñas bodegas y que han venido creciendo sostenidamente en los últimos años. Actualmente se conoce que existen más de 12,400 de ellas, y que se están dedicando a la elaboración de alimentos para sumarse a estas exportaciones.
A pesar de que la suma de USD $400 millones exportados no representa mucho desde el punto de vista del gran total de las exportaciones del país, debemos tomar en consideración varios aspectos:
- El potencial que ese mercado tiene en cuanto a profundidad, en cuanto cobertura geográfica y la posibilidad de hacer el transito hacia el mercado de los norteamericanos o “crossover”, es increíblemente grande. Se estima que nuestra oferta actual no cubre ni el 35% de la actual demanda. Esto puede hacernos pensar que tenemos para varios años de crecimiento en la industria.
- En cuanto a tecnología debemos decir que, si bien es cierto es una industria que demanda conocimientos y actualización tecnológica, la base nuestra ha descansando en la tradición, en la transferencia de conocimientos de una generación a otra. En algunos casos se han hecho adaptaciones empíricas que han dado buenos resultados. Sin embargo, es previsible que con un poco de soporte tecnológico a los empresarios, el resultado se potenciaría aceleradamente.
- Son actividades demandantes de mano de obra calificada y, por ende, mejor remuneradas, lo cual es de gran beneficio para las actuales condiciones de nuestra sociedad.
- Esta actividad es ideal para el encadenamiento o el establecimiento de redes de empresas ya que, por su alto valor agregado, demanda servicios y productos que las pequeñas o medianas empresas no pueden autoabastecerse.
En resumen, esta dinámica es de gran beneficio para el desarrollo del país y tira por tierra las predicciones más pesimistas, en las que se afirmaba –al entrar en vigencia el CAFTA- que los pequeños empresarios podrían ser un sector perdedor. Esto claramente demuestra lo contrario.
Es importante resaltar además que este grupo de empresarios está enviando un claro mensaje a otros: que es posible exportar alimentos, tomando en cuenta que es precisamente este nicho el que presenta más dificultades para penetrar mercados desarrollados y altamente normalizados como Estados Unidos.
Debemos desatacar que la oportunidad para otros empresarios sigue estando ahí y con estos mismos tipos de productos; es decir, el mercado de estos productos sigue demandando todos los alimentos salvadoreños que se puedan exportar, y ello incluye horchatas, condimentos, café tostado y molido, granos productos lácteos y alimentos procesados.
Finalmente, se debe buscar la forma de llegar a otros mercados como Suecia, Italia o Australia, donde la colonia de salvadoreños ha manifestado su demanda por los productos cuzcatlecos.
Publicado en BMI::Banco Multisectorial de Inversiones
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